viernes, julio 01, 2005

La irónica historia de mi LIVESTRONG

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Recuerdo que por primera vez vi esa pulserita puesta a un camarero de la cafetería donde nos quedábamos a comer todos los jueves. Al principio, me llamó la atención pero no le di mayor importancia. Más adelante vi que cada vez más gente la llevaba puesta. Y fue entonces cuando me informé acerca de la susodicha: para la lucha contra el cáncer. Entonces se me antojó.
Pero ya era demasiado tarde para poder conseguir una porque aquí, en León, volaron.
A las pocas semanas empecé a verlas en las tiendas de "todo a veinte duros" o "todo a un euro". Pero me llevé la gran desilusión porque eran todas copias y ninguna ponía "livestrong". Solían poner: smile, livesport, etc, etc. Con lo cual, dí por hecho que me había quedado sin pulserita.
Pero mi gran amiga Dulcinea se acordó de mi y el día de mi cumple me la regaló. Me hizo una ilusión tremenda, después de toda la guerra que la había dado con la pulserita.
Y aquí es cuando llega lo mejor. Resulta que me la pongo y como tengo una muñeca diminuta, me sobra por todos los lados. Si me descuido entran las dos muñecas.
Conclusión: que la pobrecina pulsera se tiene que quedar en casa muerta del asco porque si la pongo (aunque sea subiéndola mucho al brazo), corro el riesgo de perderla.

2 comentarios:

Dulce dijo...

Si, y la historia para conseguirla... la laaaaaaaarga historia :p

ana_bdb dijo...

weno, pos eso ya corre de tu cuenta... :P